El kiwi se produce en una enredadera vigorosa, leñosa o un arbusto trepador que alcanza los 9m. Sus hojas alternas, deciduas, largamente pecioladas son ovaladas a casi circulares.

La fruta con piel marrón-bermejo densamente poblada con pelos rígidos y cortos, está coronada en la base con el cáliz prominente de cinco puntas cuando es joven pero que se caen o deshacen en la fruta madura.

La pulpa, firme hasta la maduración, es reluciente, jugosa y exquisita, verde brillante, excepto el centro que es blanco y suculento del que irradian muchas líneas finas y pálidas. Entre esas líneas están dispersas las diminutas semillas, innotables al comer la fruta y su sabor varía de sub-ácido a muy ácido.